Brilla el sol desde el cielo, brilla pero calienta,
y mira donde estoy, entre aquel sol y tú: El calor que recibo del sol poco me daña; la llama de tus ojos es la que a mí me abrasa y si inmortal no fuera, aquí me moriría, entre el sol celestial y este sol terrenal.
¿Insensible, eres roca, duro como el acero?
O más que roca o piedra que la lluvia ablanda: ¿De mujer eres hijo, y no puedes sentir que es amar y el tormento del deseo de amor? Si tu madre tuviera espíritu tan duro, no hubiera conocido la maternal ternura
¿Quién soy para que tú me desprecies así,
o que gran amenaza se esconde tras mi ruego? ¿Qué mal haré si pongo un beso en vuestros labios? Hermoso, habla primores, o ten la lengua muda: Dame tan sólo un beso, que yo devolveré con otro más intenso, y si quieres dos más. |
sábado, 4 de febrero de 2012
William Shakespeare: Fragmento de Venus y Adonis
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